![]() Si hay algún país que puede presumir de tener paisajes de película, ese es Túnez. Seguro que has disfrutado de más de una producción en la que aparece un trocito de este estado del Magreb: ¿quién no ha visto Indiana Jones y el Arca Perdida, La vida de Brian o El Paciente Inglés? En todas estas películas aparecen ubicaciones tunecinas, pero hay una saga cinematográfica que no se puede entender sin estos horizontes norteafricanos: Star Wars. Frikis de La Resistencia y amantes del mundo árabe (o ambas cosas a la vez), ¡acompañadnos al Lado Tunecino de la Fuerza! Ubicado en el borde de la Galaxia e iluminado por dos fieros soles, el árido planeta Tatooine es el lugar de nacimiento de Anakin Skywalker y el lugar de residencia de Luke Skywalker. Para visitar este planeta deberás coger un coche desde Túnez capital y tras poco más de cinco horas de viaje llegarás a la capital de una provincia tunecina llamada… oh sorpresa, Tataouine. El equipo de George Lucas quedó tan impresionado por esta zona del sur Túnez que decidieron aprovechar su nombre para bautizar al planeta donde comienza la saga. Y es en la provincia de Tataouine donde nuestro viaje en pos de los escenarios de Star Wars nos conducirá a un granero fortificado conocido como Ksar Ouled Sultane. Levantado por las tribus amazigh de la región para proteger sus cosechas,este extraordinario conjunto de edificaciones fue utilizado por George Lucas para presentar el pueblo donde vive el personaje de Anakin, que trabaja como esclavo al servicio de Watto, propietario de una tienda de recambios para naves interestelares. El codicioso Watto nos solo explota como mecánico al joven Anakin, si no que le obliga a participar en peligrosas carreras de “vainas” (una especie de motos voladoras). Para contemplar el lugar donde competían estas máquinas en la película de La Amenaza Fantasma hemos de viajar al noroeste de la provincia de Tataouine, pasar a la gobernación de Tozeur y llegar a Shott el Yerid, un enorme lago salino en medio de una planicie desértica. Si bien no veremos allí carreras de artilugios voladores, quizá sí tengamos la fortuna de contemplar el vuelo de alguna bandada de miles de flamencos, ya que Shott el Yerid es uno de los escasos lugares del norte de África en el que crían estas vistosas aves. Mos Spa, otro de los pueblos del planeta Tatooine, se levantó en medio del espectacular desierto de dunas que se extiende alrededor de la montaña de Unq Yemel (literalmente “cuello de camello”). Muchas excursiones recorren estos parajes y pasan por los restos de cartón-piedra de la producción cinematográfica que continúan resistiendo el embate de las tormentas de arena. Afirman que llegar en todo terreno hasta estos decorados bajando en todoterreno desde la cima de las enormes dunas es toda una experiencia. Pero si Mos Spa fue construída desde cero por los productores de la saga galáctica, no ocurre lo mismo con Matmata, un poblado troglodita excavado en la roca por debajo del nivel del suelo. Hoy en día apenas medio centenar de familias viven en estas casas subterráneas, diseñadas por los habitantes amazigh de la región de Gabés para adaptarse a las duras condiciones climáticas de la zona. Una de estas viviendas ha sido transformada en un bello hotel, el Sidi Driss, que es a su vez el lugar donde se rodaron las escenas de la granja de la familia Lars (los padres adoptivos de Luke Skywalker) para las películas de La venganza de los Sith y El Ataque de los Clones. Otras localizaciones tunecinas de Star Wars son el barranco de Sidi Bouhlel, la fortificación de Ksar Hadad, el fabuloso cañón de Midés y el pequeño pueblo de Ajim, todas ellas situadas en emplazamientos especialmente singulares que las agencias turísticas locales incluyen en sus tours habituales. Eso sí, la galaxia tunecina de Star Wars está desperdigada por todo el país, así que si queremos pisar todos los escenarios que sirvieron de marco para los diferentes rodajes, deberemos prever varias jornadas de exploración galáctica. Autor: Emilio Martín Estudillo
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![]() Seguro que has visto en los lineales de la sección de cosmética de tu supermercado más cercano toda una serie de productos, desde cremas faciales a champús, que dicen contener un producto de propiedades maravillosas: el argán. Como en otros tiempos el aloe o la yoyoba, parece que hoy en día ningún cosmético será efectivo si no contiene argán… pero ¿qué es exactamente este producto? El argán es un pequeño árbol espinoso que crece al sur de Marruecos y que produce un fruto parecido a una ciruela amarilla cuya semilla, del tamaño de una nuez, contiene uno de los aceites más caros del mundo: el aceite de argán. Durante siglos, las mujeres bereberes han recogido pacientemente las semillas de este árbol y las han prensado en frío, obteniendo un aceite que se ha utilizado tradicionalmente para multitud de usos, especialmente sanitarios y cosméticos, pero también como ingrediente indispensable de la cocina marroquí. En los años noventa del siglo pasado, la industria cosmética europea descubrió este aceite y comprobó que contenía unos niveles insospechados de antioxidantes (el doble que los del aceite de oliva, por ejemplo) y que sus propiedades incluían un listado impresionante de aplicaciones: hidratación de la piel, regenerador del cabello, fortalecedor de uñas y pestañas, antimanchas, antiestrías, iluminador, cicatrizante… Rápidamente, el precio del argán empezó a subir debido a la demanda de la industria, ansiosa de novedades y exotismo, alcanzando cifras en la actualidad de hasta 300 euros el litro. Tal fue el éxito de la introducción del producto en el mercado internacional que se empezó a denominar al aceite de argán como “el oro líquido de Marruecos” y rápidamente el gobierno del país norteafricano procedió a proteger las zonas donde crecen los arganes. Como en todo tipo de productos realizados con ingredientes naturales, cuanta más cantidad de aceite contenga el cosmético y cuanto más cuidadosa sea su forma de obtención, de mejor calidad será el aceite resultante, de ahí que los cosméticos elaborados con elevados porcentajes de argán sean especialmente caros. Hay que tener en cuenta que para conseguir un litro de aceite de argán se necesitan entre 30 y 40 kilos de semillas (para producir un litro de aceite de girasol sólo se necesitan entre 3 y 4 kilos de semillas). Pero el aceite de argán no sólo tiene propiedades cosméticas: su uso gastronómico cada vez está más valorado. El aceite virgen extra de argán posee un ligero sabor a frutos secos que lo hace muy indicado para la repostería y los platos de verduras, pollo y pescado, aunque se desaconseja para freir…¡dado su elevado precio! Nutricionalmente cuenta con una elevada dosis de vitamina E y está muy indicado para dietas cardiosaludables, debido a su abundancia de colesterol HDL, el llamado “colesterol bueno”. Aparte de las virtudes del “oro líquido de Marruecos” no está de más subrayar que el árbol del argán se está convirtiendo en una pieza clave para luchar contra los efectos del cambio climático en el norte de África: su resistencia a la sequía y la capacidad de sus raíces para evitar la erosión han propiciado la puesta en marcha un programa de cultivo a gran escala de esta especie para detener el avance del desierto. Autor: Emilio Martín ![]() Popularizada en joyas y bisutería y repetida con cientos de variantes en miles de tatuajes, la mano de Fátima es un icónico símbolo espiritual que goza en la actualidad de un indudable prestigio. Esta mano de cinco dedos simétricos ya era un poderoso amuleto para las culturas amazigh (beréberes) cuando las tropas árabes llegaron al norte de África en el siglo VIII y algunos estudios la vinculan al culto a la diosa Tánit/Astarté, adorada por todo el sur del Mediterráneo desde Sidón, en el Líbano, hasta las costas levantinas de la Península Ibérica. Los árabes no dudaron en adoptar y adaptar este carismático talismán, incluyéndolo en su tradición artística y utilizándolo tanto en la decoración de los palacios andalusíes como en las más variadas piezas de artesanía. Si bien los bereberes se referían a este símbolo como tafust, los árabes lo llamarían jamsa (literalmente cinco, en lengua árabe), el mismo nombre que utilizarían los judíos sefardíes, que también adoptaron la mano de Fátima como talismán protector. No era raro en la Edad Media, ni tampoco hoy día, encontrar numerosas representaciones de este símbolo con uno o dos ojos dibujados, ya que se consideraba un amuleto muy eficaz contra el mal de ojo. La confianza en el poder protector de la Jamsa llegó a popularizar su colocación en las puertas de entrada de las viviendas y en la actualidad aún encontramos por pueblos y ciudades de todo el Mediterráneo llamadores metálicos con forma de mano provenientes de aquella tradición. El gran misterio de la Jamsa es su relación con el nombre de Fátima. Para algunas estudiosas de la tradición musulmana, se podría referir a Fátima al-Zahra, hija del Profeta Muhammad y símbolo en el Islam de la protección maternal y de ahí su vinculación popular con el amuleto. Lo que no cabe duda es que la Mano de Fátima es uno de los símbolos que más ha trascendido en la cultura popular en este siglo XXI, y podemos encontrarlo reproducido en infinidad de productos y complementos comercializados por empresas de todo el mundo. Autor: Emilio Martín Estudillo ![]() En el Mundo Árabe es frecuente encontrar hombres y mujeres con una sarta de cuentas enrollada en una de las muñecas que van desgranando de una manera más o menos atenta. Muchas veces este objeto se encuentra colgando de los retrovisores de los coches o en un lugar preeminente de comercios y hogares. A primera vista podría parecer una pulsera un poco más larga de lo normal o incluso un amuleto, pero en realidad nos encontramos ante un accesorio de carácter religioso muy popular: la misbaha مسبحة. La misbaha muestra muchas similitudes con el rosario cristiano y con el mala utilizado por hindúes y budistas y cuenta con una función similar: llevar la cuenta de en cuántas ocasiones se repite determinada frase o palabra de contenido espiritual. Las cuentas de la misbaha pueden ser de diversa naturaleza: desde humilde plástico de colores a materiales más nobles como el marfil o la madera pulida, pasando por huesos de frutas o semillas de árboles aromáticos como el enebro. Lo que suele ser invariable es el número de abalorios que la componen: 33 piezas, aunque podríamos encontrar algunas de 99. El sentido de este número viene de un testimonio de Abu Huraira, uno de los primeros seguidores de Mahoma. Según Abu Huraira, el Profeta afirmaba que Allah cuenta con 99 nombres más el suyo propio, que es impronunciable por los seres humanos. Conocer los 99 nombres de Allah garantiza, según aquel compañero de Mahoma, la entrada en el Paraíso. Devotos musulmanes y musulmanas de todo el mundo repiten decenas de veces cada día los noventa y nueve nombres de Dios, pero uniendo espiritualidad con funcionalidad, suelen hacerlo con una misbaha de treinta y tres cuentas que son repasadas en tres ocasiones. La recitación de los nombres divinos también puede sustituirse por glorificaciones a Dios, como سُبْحَانَ ٱللَّٰهِ (Subhan Al-lah) u otras frases como ٱللَّٰهُ أَكْبَرُ (Allahu Akbar, Dios es el más grande). La repetición, oral o mental, de los nombres de Dios o frases piadosas también tiene una vertiente relajante y tranquilizadora, muy valorada popularmente. Además de su función religiosa y espiritual, la misbaha مِسْبَحَة también es una manifestación artística. Los diseños y colores de las cuentas pueden variar ampliamente y muchos artistas y artesanos han encontrado en su elaboración una forma de expresión personal y creativa. Autor: Emilio Martín ![]() Una de las primeras palabras que nos encontramos cuando empezamos a leer en árabe es “halal”. La leemos en los letreros de las carnicerías, en las etiquetas de los productos del súper, en los restaurantes e incluso en la cosmética. Halal es un término árabe que significa “lícito” o “permitido” y su presencia indica a musulmanes y musulmanas qué acciones, alimentos o actitudes son permitidas según la ley islámica. Es interesante remarcar que lo halal no es obligatorio (así, aunque sea halal beber té, si no quieres beberlo, no tienes por qué hacerlo). Uno de los aspectos en los que el término halal tiene más resonancia es en la alimentación. La alimentación halal es una seña distintiva del Islam, ya que los alimentos para los musulmanes estarán permitidos si se cumplen una serie de normas para su elaboración: así, para que un alimento sea halal no puede estar elaborado con carne de determinados animales (el ejemplo más conocido es el cerdo) y hay ciertos animales que deben ser sacrificados según una normativa muy concreta -aves de corral, vacas, carneros, etc- mientras que otros son halal por naturaleza (como el pescado y otros animales marinos). El alcance del término halal va, por otra parte, más allá de la alimentación e impregna la vestimenta, el comportamiento social e incluso las actividades financieras. Así, es halal prestar dinero para comprar un coche o una casa, pero no lo es cobrar intereses. La usura, pues, sería haram, el concepto opuesto a halal y del que hablaremos en las siguientes líneas. Haram es todo aquello que es ilícito o está prohibido por la ley islámica. Para musulmanes y musulmanas serían haram, por contradecir las enseñanzas del Islam, los actos que conlleven asesinatos, robos, falsos testimonios o la usura. También serían haram, por ser considerados impuros, determinados alimentos, el consumo de bebidas alcohólicas, el sexo fuera del matrimonio o los juegos de azar. Por otro lado, haram tiene otra acepción referida a todo aquello que es sagrado y ha de ser inviolable, como los Lugares Santos del Islam o las mezquitas. En estos entornos se espera de los practicantes musulmanes que tengan un comportamiento respetuoso (y suelen requerir para su entrada en los mismos una serie de medidas higiénicas muy concretas). Los términos haram y halal, pese a provenir de la jurisprudencia islámica, aparecen en numerosas expresiones del lenguaje popular. Es el caso, por ejemplo, de la expresión “haram alaik” utilizada comúnmente para expresar desaprobación o disgusto hacia alguien por su comportamiento o acciones. Autor: Emilio Martín ![]() Del té se podría decir que es una de las bebidas oficiales del Mundo Árabe: del océano Atlántico al Índico todos los países tienen un tipo de té que acompaña a los pueblos árabes a lo largo de sus días, ya sea verano o invierno, recibiendo a un amigo en un momento relajado o antes de comenzar una larga jornada de trabajo. La primera parada en nuestro viaje por los tés del Mundo Árabe será Marruecos. La vida social en el país norteafricano no se puede entender sin su famosísimo té con menta o “shay bin-nana’” (شاي بالنعناع). La base de esta bebida es el té verde, al que se le añade un generoso manojo de menta fresa y azúcar. Antes de ser servido, la persona que sirve el té lo escancia varias veces para mezclar bien los ingredientes, crear espuma y enfriar un poco la bebida.. Los saharauis y mauritanos elaboran el mismo tipo de té pero con menos hierbabuena y algo más amargo. Argelia también consume grandes cantidades de té con hierbabuena y un poco más hacia oriente, en Túnez, el té con menta se sirve infusionado con piñones ligeramente tostados y unas gotas de azahar. Y si el té verde es el monarca indiscutible de los países del Magreb, de Egipto hacia el Índico comienza el reinado del té negro. En el país del Nilo el té más popular es el conocido como “shay sa’idi” (شاي صعيدي), una bebida a base de té negro que se consume a todas horas y se sirve bien azucarado en vasos altos y en ocasiones con hojas de hierba limón, que le dan un toque refrescante y cítrico. En algunas zonas de Egipto se puede pedir una variante de este té mezclado con leche. También es té negro el que se bebe en Sudán y se sirve en cualquier esquina de sus ciudades (en Sudán el té es una bebida eminentemente callejera que se vende en puestos ambulantes), dulce y aromatizado con cardamomo o menta. En Palestina y Jordania el té negro se toma muy a menudo por la tarde e incluso por la noche, aromatizado con salvia o hierbabuena. En la vecina Siria se consume un té basado en una mezcla de flores y hierbas secas, entre las que se encuentran el jazmín, la rosa, la violeta y la manzanilla, entre otras; a esta infusión se le denomina “shay az-zuhurat” (شاي الزهورات). Nuestro viaje acaba en los países del Golfo, como Emiratos o Qatar, donde podremos degustar el “shay alkarak” (شاي الكرك), que nos evocará, no sin motivo, a los tés de la India. Los países árabes bañados por el Índico han mantenido durante siglos estrechos lazos culturales y comerciales con el país del Ganges y eso se nota hasta en la manera de hacer el té. Karak, en lengua hindi significa “fuerte” y el té karak, con su generosa presencia de especias (canela, cardamomo, jengibre, anís…) , no deja indiferente. Se dice que es una variante del Chai Masala indio, pero sin pimienta, y se sirve tras ser preparado a fuego lento con leche y azúcar. La cultura árabe del té es toda una experiencia para los sentidos, y nos proporciona una auténtica y aromática seña de identidad que nos puede decir mucho sobre las sociedades árabes y su manera de entender la vida social. Autor: Emilio Martín ![]() De la India a Marruecos no es raro ver mujeres y hombres con las extremidades tatuadas con intrincados dibujos de carácter temporal o bien con el cabello o la barba teñidos con un característico tono rojizo. Nos encontramos ante el uso popular y muy extendido de un tinte denominado henna, que se obtiene de los frutos desecados de la alheña (Lawsonia inermis), una planta cultivada en buena parte de África y Asia y que se ha venido utilizando en pinturas rituales desde hace milenios. El uso de la henna se ha mantenido arraigado en la tradiciones de los pueblos del mundo árabe y ha trascendido las generaciones, convirtiéndose en una parte integral de muchas celebraciones y rituales en los países árabes. Las mujeres del mundo árabe suelen aplicar la henna en ocasiones especiales, como bodas, festivales religiosos y celebraciones familiares. El diseño de la henna varía según la región y la ocasión, pero generalmente incluye intrincados patrones geométricos y florales. Cada símbolo y detalle tiene un significado especial, transmitiendo mensajes de amor, fertilidad, prosperidad y protección contra el mal de ojo. En muchos países árabes, la aplicación de la henna se considera una parte esencial de la preparación de una novia para su boda. Antes del matrimonio, la novia y sus amigas se reúnen en una ceremonia conocida como "Noche de Henna". Durante esta ocasión, las mujeres decoran las manos y los pies de la novia con diseños intrincados de este tinte vegetal que representan la belleza y la prosperidad. Además de la novia, las mujeres invitadas también pueden optar por aplicarse henna en sus manos durante la ceremonia. Además de en las bodas, la henna también se utiliza en otras festividades, como el Eid al-Fitr y el Eid al-Adha, que son importantes celebraciones del calendario musulmán. Durante estos días, las mujeres y niñas suelen decorar sus manos con diseños de henna como parte de la celebración, siendo el momento de su aplicación una oportunidad de encuentro intergeneracional entre mujeres de la familia. Además de su importancia en los eventos sociales, la henna también tiene propiedades medicinales y se considera beneficiosa para la salud, especialmente para el cabello y la piel, dadas sus propiedades antifúngicas y su capacidad para repeler insectos y parásitos. También se ha utilizado como parte del proceso de curtido del cuero y sus flores son un ingrediente habitual de la perfumería tradicional. Autor: Emilio Martín Estudillo ![]() El Mundo Árabe huele a incienso. Todo el que ha visitado un país árabe ha podido notar como el aroma del incienso y café se mezclan en un mismo olor. El incienso es una resina aromática que se ha utilizado en el Mundo Árabe durante siglos. Se produce a partir del árbol de la boswellia, que crece en el Cuerno de África y en algunas partes de Asia. El incienso está muy presente en la cultura árabe y se utiliza en varios aspectos de la vida, incluyendo la religión, la medicina, la perfumería y la hospitalidad. En muchos países árabes el incienso sirve para dar la bienvenida se quema en las casas para dar la bienvenida a los invitados. El anfitrión o la anfitriona tradicionalmente queman incienso en un quemador llamado "mabkhara" y lo mueven hacia los invitados para que puedan inhalar el aroma. El incienso es una parte importante de la religión islámica, donde se quema en mezquitas y en ceremonias religiosas. La quema de incienso se considera un acto de purificación, y se cree que el humo que se produce tiene propiedades espirituales y de limpieza En las bodas, el incienso se quema en grandes cantidades para crear un ambiente festivo y perfumado. A menudo se quema en grandes quemadores en la entrada del salón de bodas, y se cree que el aroma del incienso atrae a la buena suerte y protege a la pareja de los malos espíritus. El incienso se utiliza en la medicina tradicional árabe debido a sus propiedades curativas. Se cree que tiene efectos antiinflamatorios, analgésicos y antidepresivos. Se utiliza para tratar diversas enfermedades, como dolores de cabeza, tos, fiebre y trastornos digestivos. También es muy valorado en la perfumería árabe, y se utiliza para crear una gran variedad de perfumes y aceites esenciales. Los perfumes a base de incienso tienen un aroma intenso y duradero, y se utilizan en ocasiones especiales. En conclusión, el incienso es un elemento muy importante en la cultura árabe, y se utiliza en varios aspectos de la vida. Desde la religión y la medicina hasta la perfumería y la hospitalidad, el incienso es un símbolo de espiritualidad, curación y elegancia. Si visitas un país árabe, no dudes en probar el incienso y descubrir su aroma y valor cultural. Autor: Emilio Martín Estudillo El mes de Ramadán es un periodo del año musulmán muy marcado por los rituales religiosos y el reencuentro familiar. Es también una época repleta de tradiciones populares de todo tipo que van desde la preparación de platos y postres especiales hasta la emisión de telenovelas (مسلسلات musalsalat), algunas de ellas producidas especialmente para su emisión durante el mes más sagrado del Islam. La retransmisión de estas series es seguida por millones de personas, consiguiendo récords de audiencia que no se dan en otros momentos del año.
Las telenovelas de Ramadán pueden hacer girar su temática en torno a los valores de la familia, la comunidad y la solidaridad y muchas de ellas, pese a tener un intenso matiz dramático, no están exentas de un toque de humor. Entre las telenovelas más visionadas durante este Ramadan de 2023 encontramos سِكة سفر, una producción saudí que narra la historia de unos hermanos embarcados en un viaje para cumplir sus sueños. Pronto se darán cuenta de que las cosas no salen siempre según lo planeado. Protagonizada por Ahmad Dash y Huda El Mufti encontramos Mystery box صندوق : una misteriosa caja que contiene artículos relacionados con antiguos asesinatos es el punto de partida de una trama de intriga en la que un grupo de amigos se embarca en una auténtica investigación policial. Mucho más dramática es la producción iraquí Khan al thahab, que narra cómo la noticia del embarazo de la esposa del protagonista de la serie desencadena una serie de trágicos acontecimientos de incierta resolución. Algunas series sobrepasan su función como puro entretenimiento y pueden llegar a abrir debates en el seno de las sociedades musulmanas, como así ha sucedido este año con la controvertida serie tunecina Welcome to Fallujah en la aparecen temas como las drogas, la violencia, el enfrentamiento generacional y el acoso en las escuelas del país magrebí. Las telenovelas del mes de Ramadan son un auténtico evento comunitario que reúne a miles de familias musulmanas en torno a la pantalla y llena de contenido los encuentros sociales típicos de las noches de este mes sagrado. Autor: Emilio Martín Estudillo En el mundo árabe encontramos dos calendarios fundamentales: por un lado, el calendario occidental de doce meses -que también recibe el nombre de calendario gregoriano-, que marca la vida cotidiana y los asuntos administrativos, y por otro lado, el calendario musulmán, que organiza los aspectos religiosos de los practicantes del Islam.
Dependiendo de en qué región del mundo árabe nos encontremos, los meses del calendario occidental pueden recibir distintos nombres. En la zona del Magreb, la denominación de los meses es una adaptación de los meses en francés. Los nombres de los meses quedarían así, con ligeras variaciones según el país: Enero/ يَنايِر / (Yanáyr); Febrero/ فِبرايِر / (Fibráyr), Marzo/ مارس / (Mars), Abril/ أبريل / (Abril), Mayo/ ماي / (Maiu); Junio/ يونيو / Yuniu; Julio/ يوليو /(Yuliu); Agosto/ أغسطس / (Agustus); Septiembre/ سبتمبر /(Sibtámbar); Octubre/ أُكتوبِر / (Uktúbir); Noviembre/ نوفمبر / (Nufámbar); Diciembre/ ديسمبر / (Disámbar) En algunos países orientales (Siria, Palestina, Líbano, Jordania, Iraq) sin embargo, los meses del calendario occidental reciben nombres árabes y nos encontraríamos con las siguientes denominaciones: Enero/ كَانُون ٱلثَّانِي / (Kanuun az-Záni); Febrero/ شُبَاط / (Shubbatt); Marzo/ آذَار / (Adhaar); Abril/ نَيْسَان / (Naysaan); Mayo/ أَيَّار / Ayyaar; Junio/ حَزِيرَان / (Haziraan); Julio/ حَزِيرَان / (Tammuuz); Agosto/ آب / Aab; Septiembre/ أَيْلُول / (Ayluul); Octubre/ تِشْرِين ٱلْأَوَّل / Tishriin al-áwal; Noviembre/ تِشْرِين ٱلثَّانِي / Tishriin az-Zanii; Diciembre/ كَانُون ٱلْأَوَّل / Kanuun al-áwal. Finalmente tendríamos que hablar del calendario musulmán, que marca las festividades y la vida religiosa de los practicantes del Islam en el mundo árabe (que son entre el 75 y el 80% de sus habitantes, dependiendo del país). Al ser un calendario basado en los ciclos lunares, los meses pueden ir cayendo en diferentes estaciones a lo largo de los años. Los nombres de los meses de este calendario son los siguientes: Al Muhárram/ ٱلْمُحَرَّم ;Sáfar/ صَفَر ;Rabi’ al-áwwal/ رَبِيع ٱلْأَوَّل ;Rabi’ az-Zánii/ رَبِيع ٱلثَّانِي; Yumaadaa al-Úla/ جُمَادَىٰ ٱلْأُولَىٰ ;Yumaadaa az-Zániya/ جُمَادَىٰ ٱلثَّانِيَة ; Rayab/ رَجَب ;Sha’aban/شَعْبَان ;Ramadán/ رَمَضَان ; Sháwwal/ شَوَّال ;Dhu al-Qa’ada/ ذُو ٱلْقَعْدَة ; Dhu al-Hiyya/ ذُو ٱلْحِجَّة |
AutorEquipo de Árabe al día Archivos
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