En el Mundo Árabe es frecuente encontrar hombres y mujeres con una sarta de cuentas enrollada en una de las muñecas que van desgranando de una manera más o menos atenta. Muchas veces este objeto se encuentra colgando de los retrovisores de los coches o en un lugar preeminente de comercios y hogares. A primera vista podría parecer una pulsera un poco más larga de lo normal o incluso un amuleto, pero en realidad nos encontramos ante un accesorio de carácter religioso muy popular: la misbaha مسبحة. La misbaha muestra muchas similitudes con el rosario cristiano y con el mala utilizado por hindúes y budistas y cuenta con una función similar: llevar la cuenta de en cuántas ocasiones se repite determinada frase o palabra de contenido espiritual. Las cuentas de la misbaha pueden ser de diversa naturaleza: desde humilde plástico de colores a materiales más nobles como el marfil o la madera pulida, pasando por huesos de frutas o semillas de árboles aromáticos como el enebro. Lo que suele ser invariable es el número de abalorios que la componen: 33 piezas, aunque podríamos encontrar algunas de 99. El sentido de este número viene de un testimonio de Abu Huraira, uno de los primeros seguidores de Mahoma. Según Abu Huraira, el Profeta afirmaba que Allah cuenta con 99 nombres más el suyo propio, que es impronunciable por los seres humanos. Conocer los 99 nombres de Allah garantiza, según aquel compañero de Mahoma, la entrada en el Paraíso. Devotos musulmanes y musulmanas de todo el mundo repiten decenas de veces cada día los noventa y nueve nombres de Dios, pero uniendo espiritualidad con funcionalidad, suelen hacerlo con una misbaha de treinta y tres cuentas que son repasadas en tres ocasiones. La recitación de los nombres divinos también puede sustituirse por glorificaciones a Dios, como سُبْحَانَ ٱللَّٰهِ (Subhan Al-lah) u otras frases como ٱللَّٰهُ أَكْبَرُ (Allahu Akbar, Dios es el más grande). La repetición, oral o mental, de los nombres de Dios o frases piadosas también tiene una vertiente relajante y tranquilizadora, muy valorada popularmente. Además de su función religiosa y espiritual, la misbaha مِسْبَحَة también es una manifestación artística. Los diseños y colores de las cuentas pueden variar ampliamente y muchos artistas y artesanos han encontrado en su elaboración una forma de expresión personal y creativa. Autor: Emilio Martín
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Una de las primeras palabras que nos encontramos cuando empezamos a leer en árabe es “halal”. La leemos en los letreros de las carnicerías, en las etiquetas de los productos del súper, en los restaurantes e incluso en la cosmética. Halal es un término árabe que significa “lícito” o “permitido” y su presencia indica a musulmanes y musulmanas qué acciones, alimentos o actitudes son permitidas según la ley islámica. Es interesante remarcar que lo halal no es obligatorio (así, aunque sea halal beber té, si no quieres beberlo, no tienes por qué hacerlo). Uno de los aspectos en los que el término halal tiene más resonancia es en la alimentación. La alimentación halal es una seña distintiva del Islam, ya que los alimentos para los musulmanes estarán permitidos si se cumplen una serie de normas para su elaboración: así, para que un alimento sea halal no puede estar elaborado con carne de determinados animales (el ejemplo más conocido es el cerdo) y hay ciertos animales que deben ser sacrificados según una normativa muy concreta -aves de corral, vacas, carneros, etc- mientras que otros son halal por naturaleza (como el pescado y otros animales marinos). El alcance del término halal va, por otra parte, más allá de la alimentación e impregna la vestimenta, el comportamiento social e incluso las actividades financieras. Así, es halal prestar dinero para comprar un coche o una casa, pero no lo es cobrar intereses. La usura, pues, sería haram, el concepto opuesto a halal y del que hablaremos en las siguientes líneas. Haram es todo aquello que es ilícito o está prohibido por la ley islámica. Para musulmanes y musulmanas serían haram, por contradecir las enseñanzas del Islam, los actos que conlleven asesinatos, robos, falsos testimonios o la usura. También serían haram, por ser considerados impuros, determinados alimentos, el consumo de bebidas alcohólicas, el sexo fuera del matrimonio o los juegos de azar. Por otro lado, haram tiene otra acepción referida a todo aquello que es sagrado y ha de ser inviolable, como los Lugares Santos del Islam o las mezquitas. En estos entornos se espera de los practicantes musulmanes que tengan un comportamiento respetuoso (y suelen requerir para su entrada en los mismos una serie de medidas higiénicas muy concretas). Los términos haram y halal, pese a provenir de la jurisprudencia islámica, aparecen en numerosas expresiones del lenguaje popular. Es el caso, por ejemplo, de la expresión “haram alaik” utilizada comúnmente para expresar desaprobación o disgusto hacia alguien por su comportamiento o acciones. Autor: Emilio Martín |
AutorEquipo de Árabe al día Archivos
Diciembre 2023
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