Consultas con tu almohada si vuelves a votar a tu alcadesa, pese a los chismes que circulan sobre ella. Disfrutas de los albaricoques, la sandía, los limones y las naranjas, aliñas con aceite las acelgas y las zanahorias, endulzas con azúcar el café y condimentas con aquella albahaca tan aromática que compras en esa tienda tan chula del barrio.
En la tienda, Azahara, la jefa, dispone los productos en las alacenas, que colocó en el tabique con tanto acierto su hermano, el albañil, aquél que vivió en Guadalajara y que hace un arroz con alcachofas para chuparse los dedos. Tampoco le sale nada mal el gazpacho y es un maestro usando el azafrán en la salsa de las albóndigas. Revisas las fotos que te hiciste en la Albufera de Valencia y aquélla del alféizar con jazmines a orillas del Guadalquivir, en Sevilla. Ojalá pudieras volver a viajar estas vacaciones. Sería lo más hacer un safari y contemplar bajo el intenso azul del cielo africano a las jirafas y las gacelas y escuchar los alaridos de los macacos y las hienas. Será una tarea complicada, pero no imposible, aunque tal y como está el alquiler y las tarifas de la luz y el gas, ahorrar se ha convertido en toda una hazaña. El texto que acabas de leer contiene más de 40 palabras provenientes del árabe. La mayoría de los arabismos en español proceden del estrecho contacto que mantuvieron las poblaciones de habla romance con los pobladores de lengua árabe de Al-Ándalus durante más de 800 años. Otras han llegado indirectamente de otros idiomas, como por ejemplo “sheriff” (que viene del árabe pero a través del inglés), o “amalgama” (que nos llega a través del francés). En español se han documentado hasta 4000 términos de origen árabe, lo que supone entre un 8 y un 10% de las palabras del castellano. Algunos de estos vocablos, muy vinculados al mundo rural o al lenguaje militar, han caído en desuso pero otros muchos están en plena vigencia y forman parte de la lengua cotidiana de millones de personas. Emilio Martín Estudillo
0 Comentarios
El estallido de las restricciones por la pandemia del COVID19 hace poco más de un año y medio se tradujo en la anulación de miles de conciertos y festivales de música en todos los puntos del planeta. Grupos consagrados y artistas emergentes sufrieron la pérdida, no sólo de buena parte de sus fuentes de ingresos, si no también del contacto directo con su público, una relación fundamental en una época en la que el mercado de la música ha cambiado radicalmente, volviéndose más volátil e impersonal. Mashrou Leila, uno de los grupos referentes del pop-rock árabe de la última década tampoco ha escapado de la debacle pandémica. Tras su gira por Estados Unidos y Canadá, en septiembre y octubre de 2019, el grupo beirutí sufrió el parón generalizado del 2020, pese a haberse confirmado su paso por el festival de música electrónica Melt, en Alemania, que finalmente no se celebró por motivos de seguridad sanitaria. No sólo el coronavirus ha sido un obstáculo en el camino de Mashrou Leyla. Sus letras cargadas de crítica social y política y su posicionamiento a favor de los derechos del colectivo LGTBI han convertido a la banda libanesa en diana de grupos conservadores y fuerzas gubernamentales. En abril de 2016, el Ministerio de Interior jordano prohibió el concierto que la banda tenía programado en Amman debido a las presiones de grupos religiosos. Unos meses después, en septiembre de 2017, durante el concierto que el grupo beirutí proporcionó en El Cairo, la activista Sarah Legazi fue arrestada por ondear la bandera del arco iris. Legazi fue torturada y encarcelada durante tres meses, tras los cuales solicitó asilo político en Canadá. Otros ocho asistentes al concierto fueron detenidos esa misma noche por su orientación sexual. Durante el verano de 2019, Mashrou Leyla sufrió duros ataques en las redes sociales por parte de grupos conservadores cristianos libaneses; la banda fue acusada de herir sentimientos religiosos en las letras de sus canciones. Políticos y líderes religiosos cristianos realizaron una efectiva campaña de presión para suspender el concierto que Mashrou Leyla tenía programado en el prestigioso festival de Biblos. Finalmente, los organizadores del evento decidieron anular el concierto “para evitar un derramamiento de sangre”, dada la intensidad de las amenazas que se estaban recibiendo. Esta decisión provocó la denuncia de las organizaciones Human Right Watch y Amnistía Internacional y la protesta de numerosos artistas. Mashrou Leyla (Proyecto Nocturno, en árabe) se formó en el año 2008 y en la actualidad está formado por Hamed Sinno, Haig Papazian, Carl Gerges y Firas Abu-Fakher. Tienen en su haber cinco álbumes de estudio y un disco en directo. En los últimos meses la banda ha participado en una campaña con el objeto de recaudar fondos para las víctimas de la explosión que sacudió el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020 y que provocó más de 200 víctimas mortales, 7.000 heridos y el desplazamiento forzoso de 300.000 personas. El punto álgido de la campaña fue un concierto que la banda beirutí realizó junto al cantante libano-británico Mika. El evento, celebrado el pasado 19 de septiembre, contó también con la participación de Salma Hayek y Kylie Minogue, entre otros artistas, y logró recaudar más de 200.000 euros que fueron donados a las ONG Save The Children y Cruz Roja Libanesa. Emilio Martín Estudillo Canciones Mashroua Leila |
AutorEquipo de Árabe al día Archivos
Diciembre 2023
Categorías
Todo
|